Los análisis a gran escala de ADN de varias tribus
indígenas de América del Sur han revelado que los nativos amazónicos están
emparentados con los polinesios y que no solo los antiguos habitantes de
Siberia eran sus antepasados.
De acuerdo con
un artículo publicado en la revista 'Science', durante mucho tiempo los científicos creyeron que los
antepasados de los primeros habitantes de Sudamérica emigraron al
continente procedentes de las regiones de Siberia y Altái, actualmente en
Rusia, durante una sola ola de migración que se produjo hace entre 14.000
y 15.000 años.
Sin embargo,
cuando en 2012 se resolvió el misterio del hombre de Kennewick, cuyos datos genéticos lo aproximan a los aborígenes de Oceanía y
Australia, muchos investigadores empezaron a creer que los antepasados de los
nativos americanos llegaron al Nuevo Mundo en al menos tres oleadas
migratorias.
Por su parte, David Reich,
de la Universidad de Harvard (EE.UU.), y sus colegas, entre ellos una docena de
genetistas rusos, compararon genomas de indígenas antiguos y modernos con el
ADN de los polinesios, melanesios y otros pueblos del mundo.
Y descubrieron que los genomas de algunas tribus del Amazonas y otras
regiones de América del Sur además del genoma siberiano contenían
manchas pequeñas pero claramente visibles de ADN melanesio y austronesio
no procedente de Asia o Europa, sino de las islas Andamán y Nueva Guinea.
Reich explica que esto
demuestra que sus antepasados estuvieron en contacto con los indígenas de
Oceanía y Australia, lo que parece confirmar la teoría de varias olas
migratorias. Pero, por otro lado, según el científico, el gran número de
mutaciones en los segmentos de ADN melanesio significa que fueron adquiridas
por los antepasados de estas tribus mucho antes de cruzar el puente de tierra
de Bering y se convirtieran en los actuales indígenas.
Así, el reciente análisis
hizo que entre los investigadores volviera a tomar fuerza la teoría de una sola
migración. Sin embargo, todavía sigue siendo un misterio cómo los antiguos
austronesios y melanesios, que vivían en zonas de clima cálido en los
trópicos y el ecuador, pudieron alcanzar el sur de las regiones
de Siberia y Chukotka, mezclarse con sus habitantes y junto con ellos
emigrar a América del Sur.
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